No sé en qué momento me convertí en una especie de “mentor”, si yo me sigo considerando sujeto “mentorable”…
Tampoco sé qué parte de mí apela a un instinto maternal o a sentirme reflejada en un par de mis alumnos al ver cómo sus intereses profesionales coinciden con los que yo tenía a su edad (lo digo porque no habemos muchos con la ilusión de mascar libro de por vida). Sin embargo, creo experimentar una especie de sentido de “retribución” por las magníficas oportunidades que se me abrieron a mí a esa edad y que resultaron determinantes para formar muchas de las certezas profesionales con las que cuento.
Palabras más, palabras menos, pareciera que “abono” una cuenta pendiente que nadie me está cobrando…
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