À propos de haber recibido hace poco la solicitud de recomendar gente para una chamba y del rechazo de un par sobre la base del diferencial entre la expectativa y la realidad salarial, recordé lo terriblemente injusto que, en promedio, resultan los retornos a la educación hablando de posgrado.
Es decir, uno se va, se quema las neuronas un rato y acumula una sarta de experiencias (y con suerte, conocimiento también) que te hacen reflexionar sobre lo poco que sabías antes y lo mucho que te falta por saber. Luego regresas, si eso sucede, y te topas con la realidad en muchos sentidos y en su mayoría positivos.
Lo duro del "golpe laboral" (creo) es el recordar que eres sólo una parte pequeñita de la oleada de gente que busca trabajo y que por más que hagas inversiones a tu capital humano (educación, salud, habilidades formales, experiencia, etc.), tu "precio" (laboralmente hablando) tiende a ser menor de lo que esperabas (en una expectativa razonable, claro).
Creo que pronto sacaré ese posteo en borrador que tengo sobre mi aterrizaje hace un año; la coyuntura de la partida le da relevancia...
4 comments:
Cierto, pero lo bonito es pensar que si hiciste el posgrado fue por puro gusto y disfrute y ahí creo que es cuando viene la satisfacción, independientemente del valor monetario en el campo laboral.
Chale. Muy cierto.
Por cierto, me llama mucho la atención tu nombre porque tengo una prima que se llama igual (y mira que no es un nombre común) y también es de Guadalajara! :)
Creo que de alguna manera el sistema patrocina ciertos posgrados más que para preparar a su gente lo hace, quizá, para entretenerlos un rato y evitar organización y grupos disidentes que reclamen oportunidades de trabajo... en fin, así las cosas en nuestro México posmoderno
Ingrid: umh... el gusto y disfrute dura más, pero el valor monetario, sobre todo cuando parte del financiamiento es con crédito y ya toca hacer los pagos, si te empuja a la frustración un poco :)
Un mec: primo?!?!?! :P
anapaula: ditto.
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