calaveras y difuntos

Ayer y hoy que visité a mis muertitos, había una verdadera fiesta: familias enteras en pleno pic-nic, gente acomodando sus altares de muertos, hijas leyendo cartas y mostrando fotos a una tumba... un nivel inusual de acción y gente para un lugar naturalmente desierto. Lo mejor de todo eran un par de grupos norteños que iban en ruta de complacencias, de tumba en tumba, a ver qué canción le gustaba en vida al difunto. Me dieron ganas de contratarlos, pero había lista de espera.

Les cuento que monté un altar de muerto en casa para mamá. La idea comenzó con que sería algo "sencillo" pero a raíz de que no tengo muebles, la cosa escaló en magnitud. Eso sí, esto de montar una co-producción de esta magnitud es igual que morirse: un evento único en la vida.

Fotos acá, acá y acá. Todo mi agradecimiento para el staff encargado de la producción: Marisa (co-productora y directora creativa), JuanMa (estabilzador de imágen -el que grita, "está chueco, está chueco"- y encargado de suministros de última hora - o sea, lo que habíamos olvidado comprar), Julieta y Gael, cuñada y sobrino, quienes contribuyeron con parte de la comida y la distribución de las flores.

Para celebrar el día, les dejo una calaverita à propos de mamá y yo (una advenediza profesora universitaria)

:)

Por dejar mucha tarea
se la llevó la pelona
si crees que es regañona
que la muerte se lo crea.

Los alumnos risa y risa
"ahora la escuela es nuestra,
la pelona con su prisa
ya se llevó a la maestra"