Tuesday, September 06, 2011

una vez mas...



life in disarray., originally uploaded by sarah~michelle.

Aqui vamos de nuevo, preparando el preámbulo de una página nueva en el cuaderno de mis días. En un periodo de 3 semanas, debo “cerrar” mi vida en Washington al tiempo que preparo el inicio de mi vida en Sydney. La parte del “cierre de vida” no resulta tan complicada: un ritual tedioso pero conocido que involucra el cambio de la dirección postal, las notificaciones a las compañías de teléfono, cable e Internet para confirmar la cancelación de las cuentas, el ajuste de la información bancaria, la programación de los últimos pagos y reembolsos así como el consabido peregrinaje de citas y recetas medicas. Nada extremadamente difícil aunque si extenuante.

Lo realmente complicado viene con la “apertura” de vida en Sydney sobre todo cuando hay que hacerlo a la distancia y en tandem con el cierre de mi vida en DC. Un balance delicado y arriesgado que debe de cumplirse en su totalidad en un tiempo record de poco más de 3 semanas. 29 días y sus noches, para ser exactos. Comienza así, la carrera contra el reloj y la lista interminable de “pendientes” que parecen multiplicarse por generación espontánea con cada línea que elimino por cumplimiento. A grosso modo, el reto en el reality requiere:

  • Comprar y asegurar el envío exitoso a domicilio washingtoniano de muebles para un apartamento nunca visitado, usando como única guía el plano del piso y las fotografías que la arrendataria incluyo en el anuncio de renta de la unidad.
  • Completar la venta apresurada de los muebles y artefactos que no migraran a tierras australianas. Ya saben: tome la foto, póngale precio a cada cosa, súbalo a craigslist y tome las llamadas y/o responda mensajes preguntando si usted, como vendedor, puede encargarse de llevarlo a casa del comprador. “Mira, te lo dejo en USD 60 pero tu vienes por el”.
  • Conseguir un puntaje perfecto en el tetris de la mudanza transpacífica, donde a base de un diagrama tridimensional, hay que llevar cuenta cuidadosa, centímetro por centímetro cúbico, del espacio (libre y embalado) de todas las pertenencias actuales y por comprar.
  • Seleccionar muebles básicos para el hogar (cama, mesa comedor, sillas) para rentar por un periodo de 3 meses en lo que el contenedor completa su feliz trayecto desde Washington, DC hasta Sydney, Australia (mas menos 56 días y 7 horas en auto, según Google Maps).
  • Renovar el pasaporte nacional, obtener visa de trabajo australiana en 10 días, viajar a Guadalajara a renovar visa estadounidense en no más de 3 días, regresar y completar visas de negocios para los meses de octubre y noviembre.


Todo esto, claro, sin descuidar el empleo ni arriesgar la cordura o el sentido del humor. Justo en eso venia pensando mientras el taxi desde el aeropuerto Reagan tomaba el George Washington Parkway y en el Potomac, aparecía el reflejo iluminado y majestuoso del Lincoln Memorial. No pude evitar sino sonreír.

Así, la lista de pendientes sigue creciendo de manera desmedida mientras Juan Luís Guerra manda “señales de humo como un fiel apache” y las únicas dos cajas de libros que he empacado me miran desoladas en la esquina del apartamento, anhelando la compañía de otras cajas embaladas que transformen progresivamente este espacio de vida en una unidad vacante para el arriendo.

30 días, 29, 28, 27… la cuenta regresiva sigue su curso.