Thursday, June 30, 2005

La mudanza Machuca-Rojas


En Septiembre de 2004 este pequeño retoño, lucero de abril (yo) parte del hogar familiar y se muda a Chicago. Como en canción de Juan Gabriel, "yo era muy felíz", hasta que me mudé. La "mudanza" requirió de varios días para empacar mi vida en dos maletas (je, 3 y la de mano, en realidad). Ahora, se requirieron múltiples cajas de cartón de distintos tamaños, 2 cintas canela, muchas horas-mujer de esfuerzo, sudor, lágrima, quejumbres, descansos, litros de clight de fresa y frambuesa, goma de mascar, putumayos a todo volúmen y varios minutos aire en llamadas telefónicas para quejarme de lo miserablemente aburrido que es empacar y mudarse.

Aún cuando fuí la feliz acreedora de 5 cajas de cartón de mi vecino Campillo, los trabajos demandaron una visita a Office Depot y Ace Harware para comprar más. Una vez en la tienda, Rojas y yo nos dimos cuenta que no sería tan fácil encontrarlas dado la gran mayoría de los estudiantes se encontraban en la misma situación que nosotras y básicamente se nos habían adelantado (ya el stock de las tiendas estaba casi en ceros). Afortunadamente, un hermano del staff del Ace nos dijo -literalmente- entre dientes, que ya se les habían acabado las cajas pero que quizás estaríamos i-n-t-e-r-e-s-a-d-a-s en revisar el contenedor de basura reciclable de la tienda. Así, nos dirigimos al contenedor, en donde ya estaban un par de buitres (i.e. otros estudiantes como nosotras) quienes se dirigían a urgar entre la basura para rescatar las cajas que estuvieran en condición de ser utilizadas. La competencia por las cajas resultó más bien facilita, digamos que la rapiña salió muy pulcra y no querían ensuciarse las manos, así que decidieron partir sin nada. Rojas, con toda determinación (misma que saludo y ante la cual me quito el sombrero), se anima a menterse DENTRO del contenedor para seleccionar las cajas que mejor nos sirvieran. Así, aventé a la chica colombiana a la basura mientras ella sólo esperaba que no le fuera a salir una rata por ahí. Resultado? aproximadamente 12 cajas de distintos tamaños deambularon por Hyde Park, por la 54 y Harper y después, por la 53 hasta Kenwood. Después de la odisea de las cajas corrugadas, nos dirigimos a casa de Pablo (peruano, miembro de la mafia latina de la Harris) a recoger el Secadamóvil, mismo que nos fue entregado en custodia para que lo usaramos en la mudanza desde casa hasta el depósito que quedaba en el centro de Chicago.

El Secadamóvil, señoras y señores, requiere de un párrafo especial. Pablo compró su auto (una "guayín" Escort como 90 y algo) de una señora quien al responder a la pregunta "hace cuánto que le cambió el líquido de la transmisión?" con un "la transmisión tiene líquido????", proporcionó toda la información necesaria sobre el mantenimiento del mismo. Precio de venta: 1500 USD. Sin embargo, el Secadamóvil vale más que eso y para los fines de la familia Secada es más que suficiente. El único "detalle" que tiene (y que lo hace único en su especie) es el asunto de las velocidades: digamos que es un auto "semi-automático": en teoría (y por producción) el coche es automático, sin embargo, le "cuesta trabajo" agarrar las velocidades. Así que el coche es de maña: uno lo prende, lo pone en DRIVE y avanza. Cuando se escucha que el motor requiere del cambio, uno hace un movimiento velóz y cambia a neutral y después a drive. Con eso entra la segunda. Si no entra bien, hay que hacerlo de nuevo. Cuando llama por la tercera, se aplica el mismo procedimiento. Ahora bien cuando clama por la cuarta, hay que hacer lo mismo o rogar que en algún momento (y antes de que reviente el motor), el auto la acepte. Obviamente, el día de la entrega del auto correspondía una prueba de manejo. Todo resultó bien, se practicó la maña, se recibieron instrucciones de estacionado y partimos.

Nos sentíamos S-O-Ñ-A-D-A-S. Sobre todo yo, que de verdad que extraño no tener auto. No saben el placer que resultó ir a la gasolinera a cargar combustible. Yo que siempre había querido manejar un Audi semiautomático, ahora tenía la oportunidad de hacerlo con un Escort guayín (not bad, eh?). Ese día, Cris y Andrés (venezolanos, amigos de la escuela) nos invitaron a cenar y salimos a pasear en el auto aún cuando el matromonio vive a 6 cuadras de mi ex-casa. Esa noche, Rojas me amenazó con que llegaría tempranísimo para iniciar la mudanza (promesa que cumplió).

Día de mudanza

8.00 AM - suena mi celular y veo en el identificador de llamadas "call from Carolina": ya venía en camino, me pregunta cómo quiero mi Starbuck's y si ya hablé con César (un chamo venezolano, también de la escuela) quien siendo un ángel de verdad, aceptó de buena gana ser nuestro chalán y trabajar a cambio de alimento (cosa que fue provista aunque no de manera muy puntual). Yo (que ya estaba despierta), le digo a Roh-jas que no se nada del chamo y me apresuro a terminar de empaquetar las últimas cajas.

9.00 AM - César llega al 5220 de Kenwood y pide que le dejemos entrar. Se le entrega su café y se hace el "recuento de los daños" (entiéndase, se revisa cuántas cajas tengo, qué tan pesadas, etc.). Rojas se impacienta.

09.30 AM - Comenzamos a cargar el Secadamóvil. Evidentemente, decidimos que se requiere más de un viaje. Afianzamos las maletas que cargamos en el techo del auto, reviso que haya visibilidad al manejar y nos metemos en el auto, conductor y dos copilotos en el asiento delantero. Nuestro ángel mudanzero halaga nuestras habilidades de distribución de carga y cito: "No chama, si se supone que yo soy el ingeniero y ustedes me salen con mejores ideas que yoooo, no sé que me pasa pues!"). Don Cesarinho tiene después, la experiencia casi religiosa de conocer los cinturones de seguridad automáticos -y logra evitar el intento de asfixia en la 10a. ocasión-. Totalmente ensardinados, partimos hacia el depósito. Yo, confío en que mis copilotos saben hacia dónde vamos. Ellos, confían en mí. Cuando nos damos cuenta del malentendido, confiamos en que de alguna forma encontremos la calle.

10.30 AM - Llegamos al depósito y nos indican cuál es nuestra bodega. La dependienta es todo un personaje: una chica totalmente alegre (demasiado, para mi gusto) quien NO DEJÓ DE HABLAR y sacarnos plática en todo momento. César se divierte con los diablitos de carga y magistralmente descarga el auto en segundos. Subimos al depósito y comenzamos a descargar. Llenamos las formas y pagamos el depósito -la dependienta sigue alegre y dicharachera.

11.30 AM - Regresamos por la segunda tanda, sacamos los precederos (uno de los beneficios "salariales" de César, quien es el feliz acreedor de una despensa Costco patrocinada por el Mexican tax-payer). Mi departamento queda vacío (ojito Remy...). Llegamos al depósito y Caro y César se adelantan. Sin darse cuenta, activan la alarma de robo del quinto piso y la dependienta les grita por el interfón: "hola amiguitos, sé lo que están haciendo, los estoy viendo por las cámaras!". Nos recuerda que cada vez que entremos a la bodega debemos de teclear el código de seguridad. Huímos desesperados por tanto entusiasmo y amabilidad (será que está en drogas?).

1.00 PM - Comémos el lunch en el bistro americano de McDonalds: su Big Mac y su coca-cola para cada uno de los cargadores y proseguimos con el hogar Rojas quien debo reconocerlo, tiene menos tilichero que yo (todas sus cosas caben en un solo viaje).

3.00 PM - Llegamos al depósito y terminamos de subir los bienes Rojas. La dependienta nos saluda efusivamente y nos entrega los juegos de llaves (yo, como era de esperarse, ya perdí mi duplicado). A las 4.00 PM damos por concluidos los trabajos de mudanza, hay felicitaciones y múltiples agradecimientos, brindamos con lo que queda de una botella de agua Fiji y exhaustos, vamos de regreso a Hyde Park. Dejamos al chamo en su casa (mil gracias César!!), pasamos por las maletas de Rojas a la suya y nos vamos a casa de una de sus amigas donde pasaremos la noche y mañana, tempranito a O'Hare. Obviamente, colapsamos.

3 comments:

Unknown said...

Incluso, existe fotografía de la caja. Sin embargo, no alcancé a escanearla porque había una fila en Kinkos que reclamaba la computadora con el escáner. De cualquier forma, ya te enseñaré todas las fotos. Cierto, estuvo burda la mudanza!

La Rojas said...

Habría que mencionar igualmente que mi caja de "beauty supplies" era aproximadamente un tercio del tamaño de la de Myrna!!! (Espero que en nuestra futura convivencia pueda ser beneficiaria de algunos de los productos de esa misteriosa caja)

Gracias Cesariño!! No hubiéramos podido realizar ese mancomunado esfuerzo ni divertirnos tanto sino hubieras estado ahí!!

Caro

Unknown said...

sí, lo admito, mi caja de beauty supplies era un poco "voluminosa"...no worries Rojas, te beneficiarás de ella ;)